Esperanza en los días que vienen

Todas las generaciones sintieron que el mundo se degradaba y que venía “el final”. Pero esta situación es completamente diferente a todas las que vimos anteriormente. La aceleración de los cambios hoy se encuentra en una curva de crecimiento exponencial. Pensemos cómo Internet, la world wide web (www), ha cambiado las cosas siendo que está hace tan solo unos años. Lo que enfrentamos es mucho mayor que cualquier otra cosa en el pasado. Entonces no estaban familiarizados con armas nucleares y nosotros tampoco hemos estado siempre en un escenario de rápido cambio climático. Las personas respondemos con un mecanismo de defensa y, en este contexto tan cambiante, precisamente eso no funciona.

Tratar de anticipar el futuro e identificar sus indicadores tiene la finalidad de ayudarnos a tomar mejores decisiones hoy. Los indicadores más tempranos sugieren que el gran cambio está en nuestro horizonte así que sólo tiene sentido que pensemos cómo prepararnos para estos trastornos. Por ejemplo, la mayoría de nosotros vivimos dentro de sistemas interdependientes, muy lejos en la cadena de suministros de elementos tales como alimentos o energía. Una respuesta podría ser incrementar nuestra independencia. Algunos grupos están buscando lo que ellos llaman “relocalizarse”, mudándose a vivir en lugares más pequeños y altamente cooperativos donde se produce lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. Aunque no hagamos esto tampoco podemos seguir haciendo lo que hacíamos: la conciencia es causal y por lo tanto nuestras intenciones y puntos de vista son los que van dándole forma al futuro que experimentamos. Esto está íntimamente relacionado con la naturaleza de nuestras motivaciones. Si son positivas y están alineadas es posible que las cosas funcionen. Puede que no sean lindas ni tampoco fáciles. Pero estarán bien y emergeremos como mejores personas, más evolucionadas para afrontar la experiencia.
En este tiempo de transición entre el fin de una era y el comienzo de la otra podemos elegir si nos quedamos con las imágenes del pasado, los fantasmas del materialismo que han contaminado y degradado el planeta o podemos movernos hacia un futuro que aún no está definido y lleno de posibilidades. Ya podemos vislumbrar algunas señales de este futuro mientras que otras aún no se han manifestado. Podemos ver las semillas de una profunda transformación global, una conciencia de ser todos parte de un mismo ecosistema interrelacionado. Estamos despertando a una conciencia de la unidad a la que pertenece toda vida y que es clara expresión divina. En este tiempo, gracias a las comunicaciones globales y la Internet, contamos con formas de interconectividad que nos pueden llevar más allá de los modelos jerárquicos del pasado hacia nuevas maneras más orgánicas y holísticas de vivir.
Está emergiendo una forma más integral de conciencia que puede sanar y transformar muchas de las heridas de un pasado lleno de divisiones, antagonismos y conflictos y, a la vez, ofrecer a la humanidad la posibilidad de vivir en armonía, todos entre sí y con el planeta. Este despertar trae consigo una energía que proviene de la fuente misma de la vida, una energía dinámica y viva, con todo el gozo de la creación y una experiencia directa de la divinidad que reside dentro nuestro.
¿A qué debemos adaptarnos en estos tiempos de grandes desafíos? Hay quienes dicen que tendremos que reconstruir nuestros recursos interiores, estar centrados, nutrir nuestra resiliencia y permanecer compuestos –sin importar lo que puedan traer las mareas del cambio.

Necesitamos ejercitarnos y desarrollar nuestra capacidad para:
Encontrar paz en el momento presente.
Hacernos amigos de las incomodidades y trabajar con sentimientos difíciles y actitudes rígidas.
Aprovechar la sabiduría interior convocando a la guía que espera dentro de nosotros mismos.
Practicar la amabilidad amorosa, generando comunidad y una mayor compasión.
Clarificar nuestros propósitos y fortalecer nuestra visión de la vida.

El gran cambio nos invita a superar el mero pensamiento a corto plazo y levantar la mirada para ver un panorama histórico más amplio. Ver nuestros esfuerzos ya no aislados sino como parte de una vasta empresa, de una marea de cambio a medida de la crisis que estamos enfrentando. Estamos viviendo una revolución subyacente comparable en magnitud con la revolución agrícola del Neolítico y la revolución industrial de los últimos dos siglos. A medida que la revolución industrial se nos va yendo de las manos, se nos descontrola, viene una tercera revolución que, según Joanna Macy, podría denominarse la “revolución ecológica, de la sostenibilidad o el Gran Cambio”. Mientras las dos primeras fueron graduales, espontáneas y mayormente inconscientes, la tercera será operada de un modo completamente consciente. No se trata tan solo de una posibilidad, es un regalo, un fenómeno multifacético. Es como una lente a través de la cual percibimos lo que está sucediendo en toda su magnitud, nos revela cuestiones ignoradas o distorsionadas por la corriente imperante en los medios controlados por gobiernos y corporaciones. ¡Esta revolución no va a tener cobertura de los medios, por cierto!
Algunas cuestiones importantes para esta nueva era serán:
• Disminuir los niveles de destrucción que trajo aparejados la sociedad del crecimiento industrial.
• El surgimiento de nuevas alternativas sustentables.
• Un cambio en la consciencia individual y colectiva, tanto en lo cognitivo como en lo espiritual, catalizado por las nuevas ciencias e inspirado en las antiguas tradiciones.

La sensibilidad ante lo que pasa en el mundo, los nuevos enfoques científicos y la recuperación de las enseñanzas ancestrales fluyen juntos.
Somos semillas del futuro: necesitamos abrirnos al tiempo, revivir nuestras conexiones con el pasado y el futuro y profundizar nuestras prácticas espirituales.
Las profecías no son hechos inamovibles que no se pueden cambiar; más bien constituyen llamadas de atención para considerar nuevas posibilidades de solución ante situaciones adversas o molestas. Actúan junto a otros hechos y relatos que aportan información y conocimiento a nuestra conciencia, buscando despertarla, haciéndonos ver que ha llegado el momento como para realizar un cambio.
¿Qué prácticas o herramientas podemos desarrollar para ayudarnos a entrar en el flujo continuado de la creación? ¿Qué podemos hacer para participar más plenamente en el renacimiento vital de la espiritualidad que está emergiendo en este tiempo del gran salto evolutivo?
Contar la nueva saga del viaje evolutivo, un relato lleno de inspiración, fuente de poder, esperanza y cambio. La historia del origen y crecimiento del cosmos que se vuelve a contar y discutir de muchas maneras, en muchos foros, en libros, en Internet y en encuentros internacionales. Tal vez uno de los más completos y conmovedores es “La Historia del Universo” de Thomas Berry y Brian Swimme; siendo el relato más viejo y, al mismo tiempo, el más nuevo, tiene capacidad de sanar y unir.
Estar en comunión con la belleza, donde sea que la encontremos. Pasar más tiempo explorando y celebrando las glorias de la literatura, arte, música, danza, teatro y las simples maravillas del mundo natural. Sumergirnos en lo bello: allí donde esté convoca a la belleza interior y trae a nuestra consciencia el florecimiento de nuevas realidades y la frescura de un mundo renovado, la estética de la evolución en acción.
Deshacer el condicionamiento de viejos hábitos que nos mantienen atrapados en un estado de ilusión e indiferencia. Tanto si nuestra falta de virtud en las prácticas sociales o comerciales está constituida por el chisme o el enojo, la auto descalificación o el pensamiento tóxico que hiere las almas de las demás personas, la espiritualidad de estos tiempos de cambio tiene muchos métodos para hacer conscientes estas conductas para que podamos reemplazarlas por modos de ser que nos hagan crecer y comportarnos más compasivamente.
Entrar al silencio o celebrar la plenitud haciéndose tiempo para realizar algún tipo de prácticas espirituales. Sabemos que el universo es un sistema vivo de elegante diseño que parece tener la intención de proveernos de oportunidades para aprender a través de cada pensamiento, palabra y obra. Cambiemos nuestra perspectiva por medio de la meditación, la reflexión o centrándonos o cambiando la amplitud de la consciencia cotidiana a la longitud de onda divina y descubramos que somos la última flor del árbol del cosmos lista para florecer.
Encontrar una comunidad que nos ayude a sostener nuestra práctica espiritual. Una espiritualidad orientada a la acción basada en una diversidad de propuestas.
Hay quienes sostienen que a partir de 1999 entramos en el octavo nivel de conciencia, basado en los fundamentos de los siete anteriores, todos ellos desarrollados en torno a acontecimientos clave: la aparición de la materia, de la vida compleja, de los simios, de los seres humanos, del lenguaje hablado, de la escritura, del industrialismo, caracterizándose el actual por las tecnologías de la información. El Universo alcanzará el nivel más alto de conciencia a través de las realizaciones que tendrán lugar a partir del 2011 relacionadas con la transformación que dará como resultado una conciencia cósmica atemporal y la ciudadanía universal de la humanidad.
De 1999 a 2005 la energía dominante ha sido la yang (masculina) en forma de la necesidad de desarrollar la mente y aprender lo que se puede hacer para mejorar la expresión externa de la vida, experimentando y manifestando adecuadamente la energía masculina en nosotros, en nuestra sociedad y en nuestras relaciones. A partir de 2006 y hasta 2012, la energía dominante es la yin (femenina) que pone el énfasis en el amor y la sabiduría a través de la necesidad de desarrollar el corazón y aprender a mejorar nuestras relaciones. Es un tiempo para encontrar la paz interior y construir la paz alrededor nuestro. Varias teorías, aunque con distintas explicaciones, convergen en este punto de inicio de un período de armonía y paz, la llegada del reino del amor y el despertar de la conciencia.
Será un cambio sin precedentes y tenemos la oportunidad de elegir, dejarnos guiar por la nueva conciencia, que está empezando a emerger, para zambullirnos en esta experiencia y reorientar nuestra forma de pensar, asumiendo la responsabilidad que nos cabe como humanidad por el modo en que vivimos en este planeta y la manera de relacionarnos entre nosotros. Urge que realicemos cambios en lo individual y en lo social para acelerar nuestra entrada a este proceso evolutivo, prepararnos para el viaje hacia una mayor conciencia alineándonos con las energías más poderosas. O bien podemos quedarnos indiferentes y dejar que la crisis nos despierte. La diferencia radica en asumir los desafíos que se presentan y ser protagonistas del cambio, co-creadores de una nueva humanidad o dejar que el cambio nos tome por sorpresa sin saber qué y cómo hacer para enfrentar los tiempos que vendrán.

6 comentarios en “Esperanza en los días que vienen

  1. Hermoso el mensaje,como siempre impecable tu expresión. Lo siento esta tan presente ,la nueva conciencia,responsabilidad.»lo mejor esta por venir»

    • Asi es y así será por todos los tiempos donde el ser humano necesita de la esperanza cuando se le nublan los caminos y siente que no hay salidas. Un saludo!

    • El agradecimiento es mío hacia vos por saber captar y comprender en profundidad de qué se trata el «viaje interior»!

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